El síntoma más alarmante en las enfermedades inflamatorias de intestino y la que habitualmente nos hace consultar con los especialistas es la aparición de sangre en la taza del inodoro. La sangre puede venir de múltiples sitios del intestino y además de poder controlarse de formas muy diversas.
El origen de la sangre puede ser desde la boca hasta el mismo orificio anal. En general la que proviene de la llamada zona alta del intestino -esófago, estómago y duodeno, suele llegar "digerida" con un color oscuro, casi negro en general mezclada con la materia fecal. Pero esto no es asi cuando la hemorragia es de gran volumen y el tránsito es rápido, tal cual se puede observar en algunos casos de Enf de Crohn (EC) o Colitis Ulcerosa (CU). Es decir que tambien una hemorragia "alta" puede manifestarse en forma de sangre roja si transita muy rápido por el intestino.
Una premisa muy importante es que si el volumen de sangre fresca es importante y repetido, se debe efectuar una inmediata consulta con un centro médico con capacidad como para tratar casos graves. Es inútil perder el tiempo dirigiendose a un consultorio médico o una salita de cuidados básicos pues carecen de los recursos como para compensar una hemorragia severa.
Decíamos antes que la sangre puede provenir de múltiples sitios del tubo digestivo, que es necesario descartar una serie de situaciones antes de diagnosticar una CU o una EC. Hay que saber si no se trata de alguna infección intestinal, tumor, hemorroides, fisuras anales, entre otras.
Una vez efectuado el diagnóstico de Enf Inflamatoria de Intestino (EEI) y descartadas otras causas de hemorragia, podremos intentar controlar la hemorragia con el método de Dieta Enteral y Suplementos.
Aún no está nada claro de dónde proviene la sangre que se ve en las deposiciones en las EEI, que muchas veces es en forma explosiva, sale en chorro y moja las paredes laterales del inodoro, otras viene mezclada con el contenido diarreico y otras sale en forma de gotitas antes o despues de la materia fecal. No hay que olvidar que esta pérdida sostenida puede llevar a la anemia severa que requiere transfusiones. Por ello es importante estar en contacto con médicos que sepan evaluar el momento preciso en el que haya que efectuar la reposición de sangre y no llegar a situaciones de anemia extrema que pueden poner en riesgo la vida.
En la CU (que es la que generalment sangra más) es muy probable que la sangre provenga de las miles de puntitos rojizos que se pueden ver cuando se realiza una colonoscopía y que cuando todos estos puntitos dejan escapar sangre al mismo tiempo se convierten en una especie de lluvia que finalmente termina en un vigoroso chorro hemorrágico.
Lo que hemos podido observar en casi todos los casos tratados con reposo intestinal y dieta elemental es que la hemorragia cede lentamente a partir de la semana para desaparecer alrededor del mes de iniciado el tratamiento. Esta hemorragia suele retornar en forma insidiosa hasta que el intestino está en vías de cicatrización definitiva.
En mi experiencia es raro observar esta misma respuesta con los medicamentos habitualmente usados para tratar las EII: mesalazina (5-ASA) o pentasa, corticoides, inmunosupresión, etc. En la mayoria de los casos tratados con medicamentos que continuan ingiriendo una dieta irrestricta, el control del sangrado es mucho más lento, tan lento que a veces obliga a repetidas transfusiones que finalmente son catalogadas de hemorragias intratables que motivan la aparición en escena de los cirujanos que usualmente eliminan el intestino para controlar el problema. Muchos de esos intestinos amputados eran demasiado saludables como para ser eliminados.
