Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa- Como comenzó mi historia

Hace muchos años que soy médico y solamente en los ultimos años comencé a tomar conciencia que los tratamientos que indicaba a mis pacientes tenían más que ver conmigo que con ellos, que no tenía mucha importancia si estas acciones implicaban mayor sufrimiento o generaban serias complicaciones, el objetivo siempre fue CURAR al paciente sin importar las consecuencias.

Hoy, gracias a mi hija menor, he comprendido que el médico no cura, que el médico es un simple "aliviador" de padecimientos y que si aprende a escuchar lo que le dice la gente que viene a verlo y que confía en él, los padecimientos pueden mejorar y hasta desaparecer con muy pocas acciones. 

La máquina más perfecta de la naturaleza ya fue inventada, es el hombre, que se encuentra inmersa en un ambiente absolutamente perfecto, la naturaleza.

A medida que se investigan las propiedades de los elementos que nos rodean  mayores son las sorpresas, las bacterias nos cuidan, nos dan la salud y la vida, los vegetales y los animales nos proveen todos los elementos necesarios para alimentarnos, para crecer y hasta curarnos. Por ejemplo las vitaminas en forma de comprimidos no tiene ni remotamente la calidad de las vitaminas que podemos extraer de los alimentos naturales.

Decia anteriormente que gracias a mi hija menor he comprendido el limitado alcance que tienen los tratamientos médicos que no tienen en consideración la capacidad que tiene el individuo de curarse y a traves de expresar sus preferencias individuales, comprender de que forma se lo puede ayudar a mejorar su calidad de vida.
Mi hija hace unos años ya, luego de un viaje a Brasil, desarrolla una "enfermedad" llamada Colitis Ulcerosa. Sus síntomas fueron dolor, diarrea y sangre. Recurrimos a los mejores especialistas y nos indicaron estudios sumamente agresivos, medicación devastadora y ninguna contención. Al contrario, el pronóstico era hora a hora más sombrío, más pesimista y sin ninguna perspectiva de recuperar la "salud" de mi niña salvo con medidas "heroicas", a saber inmunosupresión -anular mediante medicación toda su capacidad de respuesta inmunológica (provocar algo similar al SIDA) o extirparle el intestino grueso. 
Estas brutales acciones, con consecuencias quizás peores que la propia enfermedad, no me parecieron adecuadas para MI HIJA, ya no se trataba de UN PACIENTE, un extraño, un individuo con el que no convivo, sino de una personita con la que hubiese cambiado su cuerpo por el mío, era mi deseo que todo lo que le pasaba me estuviese pasando a mi y no a ella.

Esa sensación de cambio de cuerpo, que ella deje de sufrir y que eso pase a ser mio, nunca me ocurrió con ningún paciente, por más cercano que hubiese sido nuestro vínculo, el paciente siempre era el "otro" y yo me tenía que ocupar fríamente de curarlo sin tener que contaminarme con sus sentimientos o preferencias. Esto es lo que me mostraron mis maestros.