miércoles, 6 de abril de 2011

El valor de los alimentos en las enfermedades inflamatorias

Los manuales médicos dedicados a enfermedades inflamatorias de intestino (EII) (p. ej. Inflammatory Bowel Disease - Stephen Targan -Segunda edición - 2005) se refieren al tema de la nutrición en las EII enfatizando el problema de la desnutrición como consecuencia de la inflamación propia de estos cuadros. Mucho mas en la Enf de Crohn que en la Colitis ulcerosa. Esto es absolutamente atendible por cuanto un mal estado general con carencias alimeticias tiende a empeorar el cuadro inflamatorio y por tanto a disminuir aun mas la capacidad de absorción de los nutrientes que ingresan al cuerpo.
Hasta aqui, total acuerdo, aunque hay una posibilidad adicional, aprovechar el poder antiinflamatorio que algunos alimentos tienen. Estos fueron pobremente estudiados por "la medicina oficial" desdeñando muchos estudios serios efectuados por grupos japoneses y europeos.
A esta situación de desconocimiento de las herramientas terapeuticas que brinda una alimentación adecuada para antiinflamar y proteger el intestino se suma el hecho que la mayoría de los medicamentos utilizados en el tratamiento de las EII alteran la mucosa intestinal, la absorción de alimentos, la producción de vitaminas, el equilibrio hormonal, y hasta en algunos casos aumentan la inflamación. Por lo tanto además de corregir los efectos que la enfermedad produce sobre la nutrición hay que agregarle los devastadores problemas que provoca la medicación.

El alimento más castigado por los especialistas hasta el día de hoy es la leche. A este alimento se atribuye la facultad de producir, profundizar y hasta de provocar crisis tanto en Colon irritable como en Colitis Ulcerosa o Enf de Crohn. Les doy toda la razón. La leche procesada, pasteurizada, ultrapasteurizada, homogeneizada, enriquecida, fortificada, etc. es un alimento muerto, altamente agresivo, capaz de producir enfermedad.

Cuando me refiero a la leche, la real, la que alimenta y cura, estoy hablando de la leche cruda, sin pasteurizar, sin descremar, tal como nos la ofrece la vaca que come pasto, la que se mueve libremente por el campo.
Este es el alimento más perfecto que hay en la naturaleza para el ser humano. Tiene todos los nutrientes necesarios, contiene elementos naturales que le impiden su contaminación, contiene hierro (lactoferrina) que se destruye cuando se la calienta por encima de los 60 ºC. Nos provee la combinación perfecta de grasas y proteínas minerales, vitaminas y enzimas que facilitan su propia digestión.

Por ejemplo cuando se habla de "alergia a la leche" se refiere en general a la intoleracia a la lactosa (azúcar de la leche) que es el carbohidrato de la misma. Este azúcar es habitualmente digerido por nuestro intestino aunque algunas personas carecen de la enzima "lactasa" que es la encargada de metabolizar esa substancia y hacerla digerible. El hecho es que la leche cruda -sin procesar, tiene en su composición lactasa que se activa al llegar a nuestro estómago y comienza la degradación de la lactosa mucho antes que nuestro cuerpo se ocupe de enviar lactosa para hacer el trabajo. La leche pasteurizada carece absolutamente de la lactasa natural, el calor que se usó para "matar" a la leche hizo desaparecer esta enzima que ayuda a que este alimento sea facilmente digerible. 
De cualquier forma hay personas que tienen intolerancia real a la lactosa, pero es interesante que este porcentaje se reduce a un mínimo cuando se prueba con leche cruda.
La leche tiene magistrales propiedades de reparación que pueden ayudar a poner un intestino en reposo mientras está en su máxima inflamación (sangrado, dolor, fiebre, etc.) y continuar su ingesta luego cuando se logra clamar los síntomas agudos, como tratamiento de mantenimiento.

El concepto de "reposo intestinal" es muy interesante. Es equiparable a cuando alguien tiene una fractura ósea. Se deja el hueso en reposo, no se lo hace trabajar ni que se mueva para lograr que se repare. Se repara solo, en la medida en que los huesos estén alineados, tienden a formar un callo que permite recuperar la continuidad del hueso. En el intestino sucede algo similar, si se lo alimenta con una dieta líquida, sin contenido sólido, que bien puede ser la leche cruda, el intestino tiende a recuperarse pues no tiene obligación de trabajar, puede enfocar toda su energía a reparar los tejidos dañados.
En los próximos artículos ire describiendo más propiedades de la leche cruda, la forma de obtenerla y cómo usarla.
Si tiene alguna pregunta envíeme un mail a info@newberyclinic.com y encantado le responderé a la brevedad.

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