Importantisimo articulo publicado en el diario the new york times
JulIO 6, 2013, The New york times
Donación de Materia Fecal
Esta primavera ayudé a un amigo a salir de una
enfermedad terrible, quizás de la muerte. No, no le doné un riñón ni un pulmón.
Solamente le dí un poco de mi materia fecal.
Hace unos 18 meses mi amigo a quien llamaré Gene
por cuestiones de privacidad, comenzó a sentir dolores abdominales y una
copiosa diarrea con sangre. Le diagnosticaron colitis ulcerosa, una enfermedad
del intestino grueso (colon) que presenta ulceraciones en su interior.
Su gastroenterólogo comenzó a medicarlo con
corticoides y anti-inflamatorios, tratamiento habitual para este padecimiento. Comenzó
a sentirse mejor y en un par de semanas pudo comenzar progresivamente a
disminuir la dosis de los esteroides, que pueden ser muy peligrosos si se usan
de forma prolongada. Pero un mes más tarde retornó la diarrea con sangre. Tenía
terribles dolores abdominales que se acentuaban cada vez que tomaba líquido o
comía alguna cosa. Le resultaba imposible dormir de noche.
Su médico le indicó nuevamente comenzar con
corticoides, pero en esta ocasión la respuesta no fue tan buena. El siguiente
año mi amigo no pudo hacer mucho más que quedarse en la cama padeciendo
horribles dolores y visitando el baño en forma permanente. Perdió peso hasta
llegar a una situación muy peligrosa, se le detectó una profunda anemia
agravada por su permanente hemorragia y además estaba muy deprimido por no
poder ir a su amado trabajo.
De acuerdo a
sus médicos sus únicas opciones de tratamiento eran dos: o se sometía a un
tratamiento inmunosupresor similar al que se usa para los pacientes
trasplantados o una 'colectomía total' (amputación quirúrgica de todo el
colon). Las drogas pueden no ser efectivas y hay un cierto riesgo de provocar
un raro tipo de cáncer (linfoma) o infecciones muy severas, mientras que la
opción quirúrgica provoca un alivio transitorio con una muy frecuente
reaparición de las úlceras en el resto del intestino que quedó luego de la
operación.
En ese momento mi amigo Gene comienza a leer acerca
de un procedimiento llamado trasplante de microbiota fecal o TMF.
La idea de trasplantar materia fecal de una persona
a otra, directamente en su intestino, suena un tanto repulsivo, aunque también
tiene sentido. La mayoría de los componentes de la materia fecal -groseramente
el 60%- son bacterias, muertas o vivas, pero en gran parte vivas. Mientras las
bacterias pueden enfermarnos, también constituyen en gran parte lo que somos;
los trillones de células que habitan en el microbiomo de un individuo, como se
denomina la comunidad bacteriana de las personas, supera en millones la
cantidad de células que componen el cuerpo. Las bacterias tienen numerosas
funciones vitales, incluyendo el metabolismo, la regulación hormonal y el
sistema inmune.
El microbiomo del aparato digestivo es
especialmente importante. Por lo menos mil cepas de bacterias coexisten en el
intestino humano saludable y las bacterias beneficiosas están involucradas en
la producción de vitaminas, la digestión de alimentos y en mantener controladas
las "malas" bacterias. Es por ello que cambios en el microbiomo puede
desencadenar enfermedades. Por ejemplo la toma de algún antibiótico puede
"lastimar" tanto la flora buena como la mala, que a su vez puede
permitir que alguna bacteria oportunística se haga fuerte y provoque
infección.
Mucha gente sufre hoy en día de una infección
originada en una bacteria llamada Clostridium difficile. Este es un
microorganismo que habita nuestro intestino pero que luego de un tratamiento
antibiótico pierde a sus antagonistas y comienza a agredir severamente al
intestino. Hoy en día se ha detectado una variedad de Clostridium infinitamente
más agresiva que está haciendo estragos en hospitales y geriátricos. Esta
variedad es muy resistente a los antibióticos y la idea de restaurar las salud
bacteriana del intestino mediante trasplante de materia fecal es una estrategia
que va ganando terreno en los hospitales más importantes del mundo. En enero de
este año (2013) se publicó en la prestigiosa revista médica New England of
Medicine, el primer estudio randomizado de trasplante de materia fecal para
casos de infección por Clostridium, que tuvo que ser interrumpido porque la
diferencia de respuesta entre el grupo tratado con antibióticos comparado
contra el que recibe trasplante de materia fecal fue tan formidable que era
criminal no ofrecerle las mismas condiciones a ambos grupos.
Las causas que originan la colitis ulcerosa son más
misteriosas que las del Clostridium pero hay muchos datos que señalan que el
equilibrio de bacterias en el intestino tiene una enorme influencia. Un pequeño
estudio en niños fue publicado recientemente en el The Journal of Pediatric
Gastroenterology and Nutrition, encontró que el 78% de los pacientes con
colitis ulcerosa tuvo reducción en su sintomatología dentro de la semana de
comenzado el tratamiento con trasplante fecal.
La idea de usar heces como medicina no es nueva. En
el siglo 16, durante la dinastía Ming, una mezcla de materia fecal fermentada, eufemísticamente
llamada "sopa amarilla" fue usada con éxito en trastornos
intestinales. En el siglo 17 un médico alemán, Christian Franz Paullini,
compiló un libro de recetas con materia fecal para tratar la disentería y otras
enfermedades digestivas. En los Estados Unidos el trasplante de materia fecal
se usa desde hace mucho tiempo para tratar caballos enfermos. En 1958 el Dr. Ben
Eiseman fue el primero en publicar sus experiencias en humanos recibiendo
enemas de materia fecal, como último recurso para tratar casos desesperantes de
Clostridium difficile.
Hoy, alrededor de 3000 casos han sido tratados con trasplantes
fecales (TF ) en todo el mundo. No se han reportado reacciones adversas
importantes atribuibles al procedimiento (aunque se han descripto dos casos que
desarrollaron una infección viral por norovirus, que se curaron espontáneamente
a los pocos días).
CONVENCIDO que los potenciales beneficios superaban
ampliamente lo 'desagradable' y los pequeños riesgos del procedimiento, Gene se
decidió a intentar hacer TP para tratar su problema. Sin embargo fue para él
más difícil de realizar de lo que pensaba. Hay solo 16 centros médicos en Estados
Unidos que ofrecen trasplante fecal. Gene finalmente pudo concretar un turno
con el Dr. Lawrence Brandt, uno de los médicos con mayor experiencia en TF
quien le comunicó en la entrevista que no podía hacerle el procedimiento pues
la agencia reguladora de las actividades médicas (FDA) había prohibido la
aplicación del TF para colitis ulcerosa hasta que no finalicen los estudios de
efectividad que finalizan a mediados del 2014.
Gene intentó hacer que otros médicos le realicen el
procedimiento, pero para su frustración nadie se ofreció para tratarlo.
Finalmente encontró al Dr Shepard en Florida, quien tiene una amplia
experiencia en TF en colitis ulcerosa pero resultó que Gene estaba demasiado
enfermo como para viajar hasta allí.
Sin embargo el Dr. Shepard encontró una solución al
problema. Lo asistió a la distancia para que Gene se realice a si mismo el
procedimiento bajo su estrecha supervisión, algo que ya había hecho en un
pequeño grupo de pacientes. Gene solamente tenía que hallar un donante.
La cuestión del donante no es tan sencilla. Para
empezar el donante debe ser sano -se deben descartar un número de afecciones en
sangre y materia fecal (tales como HIV, parásitos e infecciones crónicas), debe
evitar cualquier alimento al que el paciente pueda ser alérgico, debe vivir
cerca, la frescura del material es imprescindible, la preparación de la
solución debe comenzar en cuanto las heces abandonan el cuerpo.
AQUI es donde entro yo en esta historia. Mis amigos
me consideran un tanto purista cuando se trata de ingerir frutas y vegetales.
Yo también consumo una buena cantidad de vegetales fermentados que por ese
proceso contienen muchas bacterias así
como también suelo comer una gran cantidad de fibras que son las que en
definitiva alimentan a las bacterias. Además de todo lo anterior hago una dieta
sin gluten (Gene ha descubierto que su colitis se comporta mejor cuando evita
el gluten). Finalmente, y muy importante, son muy regular en mis deposiciones.
Al final era casi inevitable que Gene me pidiese que lo ayude en este
"experimento".
Luego de superar la natural extrañeza del pedido,
le dije que con placer contribuiría a su mejoría.
La evaluación de mi estado de salud demandó un par
de visitas al laboratorio. La manipulación
de la materia fecal es engorrosa y olorosa. Consiste en preparar una solución
que sea fácilmente introducible en el intestino mediante una pera o jeringa por
medio de una cánula rectal. Se trata de un material muy frágil que puede
deteriorarse con facilidad si no se manipula bien.
Yo despaché mi primer envío que consistió en
depositar mi producto en un Tupperware bien tapado. Gene lo recibió y en la
intimidad de su baño y su dormitorio procesó el material y se lo introdujo en
su intestino grueso. Estas actividades las pudo efectuar sin problemas gracias
al entrenamiento que recibió del Dr. Shepard. Yo me quedé en la casa para el
caso que Gene me necesitase nuevamente. Luego de media hora, Gene salió de su
dormitorio con una sonrisa de satisfacción, dijo que ya empezaba a sentir mejor. ¿Tan pronto? Lo
consultamos al Dr. Shepard quien nos dijo que en efecto, en muchos casos la
sensación de mejoría se percibe pocos minutos después del primer implante.
Sin embargo, algunas horas más tarde, los
retortijones regresaron. Parece ser que las buenas bacterias comienzan a
reemplazar a las antiguas y se producen ciertas "batallas" entre las
dos poblaciones de bacterias, de las que los "trasplantados" pueden
relatar con precisión. Este es el primer paso en una prolongada lucha con el
objetivo que la nueva población se anide con firmeza en el nuevo ambiente.
Algunos propugnan hacer hasta dos implantes diarios los primeros días y
continuar haciéndolo con diferentes esquemas por más de un año.
Un par de meses más tarde, cuando Gene ya se
encontraba notablemente mejor, viajó hasta la clínica del Dr. Shepard quien
constató por colonoscopía que el colon de Gene estaba prácticamente libre de
lesiones ulcerosas.
No se puede decir que estaba definitivamente "curado"
pues la inflamación y las úlceras pueden regresar, pero el estado de salud que
presentaba era incomparablemente superior al que presentaba al momento de
decidir entre la cirugía o las drogas.
Por supuesto que esta es la experiencia de una sola
persona, no se trata de un estudio científico donde se compara el procedimiento
contra otro que no tenga las mismas características. Y además no se conocen
todavía los potenciales riesgosa que la técnica pueda tener, esto de mover
material genético de una persona a otra puede tener implicancias en el futuro
tales como la propensión a la diabetes o al cáncer. Se necesitan más estudios
aunque ya hay varios en proceso cuyos resultados comenzarán a conocerse a
mediados del 2014.
Gene tuvo la suerte de encontrarme (o quizás en la
desesperación tomó lo primero que tuvo a mano). Algunos pacientes han recurrido
a buscar donantes en Internet, lo que no es lo más recomendable para hacer. Hay
muchos intentos en marcha para tratar de fabricar una materia fecal sintética,
pero dado que hay tantos millones de diferentes componentes en las materia
fecal, es muy difícil saber cual componente es el que debe estar y cual no. En
un futuro ideal se debería contar con una forma de estudiar las necesidades de
cada individuo y proporcionarle los elementos que requiera en forma totalmente
personalizada, de la misma forma que se identifica la sangre de acuerdo a
grupo, factor y anticuerpos.
De poder expandir esta técnica los beneficios para
los pacientes pueden ser muy importantes. Solamente con tomar en cuenta a las 30000
personas que al año mata las infecciones por Clostridium diff en Estados Unidos
con un costo multimillonario en drogas e internaciones ya estamos hablando de
un cambio radical. Las drogas que Gene usaba y cada internación tienen un costo
de decenas de miles de dólares que fácilmente pueden ser evitables con esta
terapéutica y dedicar esos recursos a otras acciones de salud.
Gene recuperó peso perdido en los últimos meses y
ha retornado a su trabajo. Se ha sentido tan bien últimamente que el mes pasado
le organizamos una fiesta para festejar su increíble recuperación.
Muchos amigos no siguieron tan de cerca su
evolución como yo lo hice, yo puedo asegurar claramente que su recuperación fue
espectacular, del estado casi esquelético con los ojos hundidos cuando hizo su
primer implante hasta la situación en la que hoy se encuentra parece un sueño
hecho realidad. Es increíble pensar que lo que todos consideramos un material
de desperdicio, del que nos queremos desprender con rapidez y establecer distancia,
se transforme en algo tan valioso que tenga el poder de rescatar a una persona
de una enfermedad tan devastadora. Gene cuenta con una nueva medicación, una
que es inacabable y no requiere receta para la farmacia.
En lo que a mí respecta, hubiese preferido no
discutir las cuestiones relativas a mi
materia fecal en un foro público. Pero ver la
recuperación de su salud me ha hecho cambiar de idea. Cada mañana (y
como ya les dije, soy muy regular), me encuentro apreciando de forma totalmente
diferente este mundo de bacterias que Gene y yo compartimos.
Marie Myung-Ok Lee enseña escritura
en la Universidad de Columbia y se encuentra trabajando en una novela acerca de
los cuidados médicos.
Puedes ver al articulo original si sigues este link:
http://opinionator.blogs.nytimes.com/2013/07/06/why-i-donated-my-stool/?_r=0
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