Todo es tan
nuevo en el mundo de las bacterias intestinales que día a día aprendemos nuevos
conceptos, a gran velocidad, asomándonos a un fascinante campo del que poco
sabemos aún.
Los
resultados que arrojan las intervenciones que efectuamos -implante de
microbiota de un intestino sano a un intestino enfermo- no deja de
sorprendernos. Cada implante es una experiencia aleccionadora. Los pacientes
refieren de inmediato "sensaciones extrañas" no las pueden definir
con precisión pero tampoco son desagradables, se sienten raros, como que algo
les está pasando en sus "tripas". A los dos o tres días de comenzados
los implantes, lo que podemos ver es que las personas más enfermas, los que
mayores trastornos presentaban, son los que más rápidamente aprecian un cambio.
En cambio los que estaban más o menos estables tardan hasta dos semanas en
comenzar a sentir cambios. Pero esto es una generalización, hemos visto todo
tipo de respuestas.
Algo
sumamente importante y que está surgiendo con claridad no solamente en la
literatura médica sobre el tema sino en nuestra propia experiencia es que luego
del implante se libra una verdadera batalla entre las bacterias y el aparato
inmunológico de los pacientes. Y que esta batalla se mantiene todo el tiempo.
Alguien que no padece enfermedad inflamatoria no percibe esta lucha, en cambio
aquel que se somete a un trasplante de bacterias, comienza a sentir como se
desplaza una población de bacterias cuando es reemplazada por otra.
Más o menos
lo que podemos entender es lo siguiente: antes de intervenir sobre un paciente que
padece, por ejemplo colitis ulcerosa, las bacterias del intestino están
sumamente alteradas y el cuerpo del paciente reacciona brutalmente frente a
esta situación mediante diarreas, sangrado, dolor, pérdida de peso, etc.
Hasta hoy el
componente que la medicina trata es la "inflamación", es decir la
reacción que el cuerpo desarrolla, para ello usa corticoides, antiinflamatorios
y drogas biológicas que "bloquean" la expresión del cuerpo frente a
algo que todavía no sabemos qué es. A partir de descubrir que hay un nuevo
"órgano", tal como se describe en la nota "Nuevo órgano en el cuerpo humano"
compuesto por las bacterias del intestino, se agrega un nuevo componente en
esta ecuación. De esta forma la mirada se amplía y nos dedicamos más a
"reparar" la población microbiana que llamamos Microbiota. Entonces
la introducción de la posibilidad de reemplazar o reparar este nuevo jugador,
representa una perspectiva fascinante. La aparición del Transplante de Materia Fecal,
es decir la transferencia de las bacterias desde un individuo sano, implantadas
en un intestino enfermo, se ha constituido
en una poderosa arma para intervenir en este sector hasta ahora no contemplado
en el tratamiento. Se ha intentado modificar la Microbiota mediante dietas o el
uso de probióticos y antibióticos con muy pobres resultados y aún en muchos
casos agravando la alteración de la población de microorganismos.
A partir de
comenzar a implantar microbiota sana en intestinos enfermos, hemos visto una
marcada disminución de los síntomas, la posibilidad de eliminar la necesidad de
usar medicamentos, el aumento sostenido de peso y la normalización de los
parámetros en sangre y materia fecal.
Otra cosa
importantísima que hemos detectado últimamente es la necesidad de mantener los
implantes de Microbiota por un tiempo prolongado pues a medida que pasa el
tiempo tienden a reaparecer los síntomas. Por ello en la mayoría de los casos estamos
aplicando "refuerzos de mantenimiento" un par de veces al mes con
excelente respuesta.
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