Más preguntas que respuestas
Cuando
intento profundizar en los orígenes y las causas de las enfermedades
inflamatorias de intestino (EII) me topo con explicaciones cada vez más
complejas y contradictorias.
Se piensa en
las EII como enfermedades "infecciosas", se atribuyó al bacilo
paratuberculoso la posibilidad de provocar Enf de Crohn. Nunca se pudo
comprobar ese origen aunque algunas veces se puede aislar -con enorme paciencia
y dificultad, algún bacilo emparentado con la tuberculosis. La terapia con
drogas antituberculosas no cambia en absoluto el curso de la Enf de Crohn. Lo
mismo ocurre con la colitis ulcerosa. Hay numerosos especialistas que comienzan
a tratarla con antibióticos de amplio espectro, logrando en algunos casos
aminorar los síntomas por algunos días, síntomas que retornan al poco tiempo.
Otros
piensan en las EEI como enfermedades "autoinmunes" y por lo tanto
tratan de bajar la inmunidad mediante drogas que se usan en los trasplantes de
órgano o en enfermedades oncológicas. La efectividad de estas estrategias es
muy baja y los riesgos son enormes.
Hay algunos
que investigan orígenes "genéticos" de las enfermedades sin que hasta
hoy se haya encontrado algún elemento o patrón que las explique, salvo algunos
indicios que todavía no alcanzan como para armar una explicación consistente.
Lo que si
sabemos con seguridad es que se trata de un complejísimo diálogo entre muchos
compartimientos y sistemas del cuerpo.
El diálogo
se establece entre el sistema nervioso y el intestino, en el intestino entre la
pared, la mucosa, las bacterias, el moco, las hormonas, los alimentos y aparentemente
una número importante de otros factores.
Por ello
cuando se intenta reducir el problema de la colitis ulcerosa al ámbito del
intestino grueso y lograr una "curación" mediante su amputación, el
cuerpo le responde a los cirujanos unos meses después reapareciendo la
enfermedad en su plenitud, explicando en un lenguaje muy simple que el problema
no se soluciona eliminando el órgano sino que se trata de una situación más
compleja que involucra al organismo como un todo y no solamente al órgano
intestinal.
Surge Una Nueva Esperanza
Desde hace
varios años sabemos que el patrón de bacterias que habitan en el intestino de
un paciente inflamado es notablemente diferente al de un intestino no
inflamado. Recientemente se ha comenzado a interpretar que esta alteración en
la composición bacteriana puede tener mucha importancia en el mantenimiento de
la inflamación. Hay varios investigadores en el mundo que han comenzado a jugar
con la posibilidad de modificar la flora bacteriana en el intento de recuperar
el balance de la misma.
En ese
sentido se ha intentado usar los antibióticos que han mostrado más fracasos que
éxitos, los probióticos, que nunca han podido modificar significativamente la
población de bacterias y finalmente el transplante de materia fecal que está
generando muchas sorpresas y gran interés en varios grupos médicos.
Respecto a
esta última técnica aún existen más preguntas que respuestas. Lo que sí se sabe
con seguridad es que si se escoge y se estudia correctamente a los dadores, el
método carece de riesgos y los resultados superan ampliamente las cifras de
recuperación que se obtienen con los otros métodos descriptos anteriormente.
Aún se
ignora qué es lo que contiene la materia fecal de un donante sano que permite
mejorara todos los síntomas de la inflamación y como han demostrado algunos investigadores,
hacer desaparecer la inflamación con la aplicación prolongada del método. Lo que
si podemos intuir es que la materia fecal se comporta como un
"órgano" casi tan complejo como el hígado, que si se manipula e inserta
con cuidado permite transformar esa población alterada de bacterias en un
perfil mucho más parecido al de un individuo sin inflamación.
El método es
seguro y no se han reportado complicaciones en los varios miles de pacientes
tratados.
Aún resta
mucho por aprender del mismo pero es el recurso más inocuo y quizás el más
eficiente con el que contamos hasta el momento para tratar el problema
creciente de las enfermedades inflamatoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario