La cuestión era que no movía el intestino
"espontáneamente", que tenía que practicarse enemas todos los días. Lo curioso fue que al
relatarme su cuadro me dice que a partir de esta dificultad se volvió
vegetariana estricta, que comenzó a practicar más deportes y gimnasia, que
tomaba mucho líquido pero que seguía igual, que nada de esto modificaba la
quietud de su intestino.
Al examinarla encontré que tenía un perfecto estado físico
salvo que su intestino grueso era llamativamente palpable. Lo habitual es que el
colon se perciba sutilmente más que poder delimitarlo con claridad como en este
caso. El resto del examen era normal.Entonces ¿porqué esta saludable señora, vegetariana, deportista y sin otra razón aparente tiene tal dificultad para evacuar sus intestinos?
Dentro del interrogatorio el único dato que aparece con
claridad fue que un tiempo previo a la instalación de este cuadro, ella tuvo
varias infecciones (ginecológicas, dentales y respiratorias) que fueron
tratadas con múltiples tratamientos antibióticos. Es bastante probable que la
salud de las bacterias intestinales de
la paciente estuviese muy alterada. Al día de hoy en nuestro medio es imposible
hacer un mapa de las bacterias del cuerpo. Solamente en los centros altamente
desarrollados se usan estas técnicas sumamente sofisticadas, esta dificultad tiende a
cambiar en un futuro cercano dado que ha disminuido notablemente el costo y la dificultad para hacer
una evaluación de la composición bacteriana del cuerpo, en pocos años más esto
será posible de efectuar con facilidad en los laboratorios bioquímicos.
Pero el caso es que a esta paciente no la pudimos estudiar como me hubiese gustado hacer y
presumimos que tenía una profunda "herida" en su salud bacteriana. La terapéutica que se está proponiendo en algunos centros mundiales es reemplazar la flora intestinal enferma por otra "normal" proveniente de un donante, mediante un transplante de bacterias.
En este caso se efectuó con una respuesta sorprendente, al
quinto implante la paciente comenzó a regularizar progresivamente su movilidad
intestinal, no presentó ningún efecto indeseable y se le indicó proseguir con
los implantes en forma regular, primero día por medio por 30 días, luego 1 vez
por semana por 2 meses y luego 1 vez al mes por un año.
Los resultados fueron
muy alentadores y la paciente no ha necesitado más enemas desde aquellos
primeros implantes.
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