Transplante es un término que en medicina define la sustitución de un
órgano o tejido enfermo por otro sano procedente de la misma persona o de otra
sana.
Se puede transplantar, por ejemplo, piel de una zona del cuerpo sana a
otra dañada, pero también se puede obtener el órgano o tejido a trasplantar de
otra persona que puede estar viva o muerta.
En 1954 se llevó a cabo el primer transplante renal con éxito total al
reemplazar el riñón de un paciente con otro procedente de su gemelo idéntico,
evitando así el rechazo, y en 1958 se realizó en Boston el primer trasplante
utilizando medicamentos inmunosupresores, abriendo la era de los implantes
mediante medicación anti-rechazo.
Otros hitos en esta historia fueron el primer transplante de hígado
(1963) y el primero de corazón (1967).
Con los inmunosupresores se inició una nueva era que posibilitó salvar
miles de vidas en todo el mundo.
A pesar de ello, 1 de cada 4 transplantes renales falla debido al
rechazo, según relata el doctor Daniel Serón, jefe del Servicio de Nefrología
del Hospital Vall D'Hebrón de Barcelona en una entrevista el 10/06/2014.
La ciencia de los transplantes está en sus albores, cada día se avanza un
poco más en las diversas formas de reemplazo de los órganos que fallan o no
funcionan en absoluto
Hace algunos días el microbiólogo Bryn Nelson, escribió un artículo cuyo
título llama mucho la atención:
Los Transplantes Fecales son
el Próximo Gran Avance Médico
(Http://www.psmag.com/navigation/health-and-behavior/medicines-dirty-secret-fecal-transplants-next-big-thing-health-care-81789/)
El artículo comienza con una referencia ante la que nadie puede mostrase
indiferente: "Hasta qué punto puede un padre arriesgarse".
Su hija ha estado enferma por más de 4 años padeciendo una enfermedad
autoinmune que le provoca inflamación y úlceras sangrantes en su intestino
grueso. Luego de intentarlo todo, drogas, homeopatía, dietas y multitud de
médicos, nada ha funcionado y se encaminan inexorablemente hacia la amputación
del intestino. Lo único que los padres desean, es
verla bien, recuperada de ese terrible padecimiento.
Y si existiera esa "cura mágica", ese "milagro" que
la librase de ese sufrimiento, que no implicase mayores riesgos, seguramente no
dudaría en adoptarlo. ¿Quién no ha donado sangre o plasma? no hay duda que si
de eso se trata nadie negaría su aporte. ¿Pero qué pasa cuando se trata de
implantar "materia fecal" de un donante sano? Es difícil compartirlo
con los demás, ¿cómo puede reaccionar la gente frente a esto?
Día tras día se acumulan evidencias que nos indican que esta estrategia
sería efectiva en una multiplicidad de situaciones médicas, tales como las
inflamaciones intestinales o las infecciones intestinales de tipo Clostridium
difficile, o aún la diabetes mediante un procedimiento impensado hasta hace muy
poco.
Siguiendo con la noción de "transplante", es decir, tomar
tejidos u órganos sanos de otra persona, y reemplazar tejidos u órganos dañados
en el receptor, se abrió una fabulosa perspectiva de curación mediante
"repuestos" tal como si
fuésemos máquinas a las que se les puede reponer un componente defectuoso y
restituir el buen funcionamiento.
En los últimos años y gracias a los avances en técnicas genéticas se ha
podido "mapear" la población de microorganismos que habitan el cuerpo
humano. Estos mapas muestran una enorme riqueza de bacterias y virus que son
imprescindibles para la vida. Si no contamos con ellos, podemos padecer
variadas enfermedades. Venciendo el rechazo que nos puede producir pensar en extraer las "buenas
bacterias" que habitan en la materia fecal de un individuo sano y que esto
puede curar a uno de nuestros hijos, fácilmente nos podemos sobreponer a la
impresión que ello produce.
Lo increíble es que este "transplante", si proviene de un
donante sano, tan sano como el que dona sangre, no provoca ningún efecto
indeseable y el receptor no lo "rechaza" tal como ocurre con los
transplantes de órganos. Asimismo no es necesario suministrar ningún tipo de
fármaco para bajar los fenómenos inmunológicos, al contrario, un implante
exitoso regula la inmunidad que está alterada en la mayoría de los procesos
inflamatorios.
Se trata del "transplante IDEAL" pues reemplaza las funciones
del "órgano" afectado y no es necesario recurrir ni a la cirugía para
efectuarlo ni se requieren drogas para bajar el rechazo. El único inconveniente
hasta el momento es que para lograr un buen efecto se debe repetir
sistemáticamente por un lapso más o menos prolongado de tiempo.
Lo que va asomándose con claridad en el panorama de las enfermedades
inflamatorias (Colitis ulcerosa, Enfermedad de Crohn, Artritis reumatoidea,
etc) es que el patrón de bacterias intestinales está profundamente alterado.
Desconocemos aún el porqué, y si esta situación es la que genera la reacción
inflamatoria del cuerpo, o al revés, si es que la inflamación del cuerpo es la
que desorganiza la población de bacterias (o quizás sea una mezcla de ambas),
lo que sí se puede comprobar con claridad es que a través del implante de flora
intestinal "sana" se logra modificar la población del receptor y
comenzar a modificar las reacciones inflamatorias del enfermo. Es fascinante
observar la respuesta positiva de los receptores, más temprano o más tarde, la
mayoría de los individuos implantados demuestran cambios positivos a los
implantes de nuevas bacterias.
No está claro cuánto tiempo se deben mantener los implantes, es probable
que haya que sostenerlos por alrededor de un año como medida de seguridad para
evitar cualquier recaída. En este preciso momento hay numerosos estudios
clínicos en curso alrededor del mundo
que nos permitirán dilucidar cuales son los mejores esquemas para tratar
a los pacientes que se benefician con los implantes de bacterias
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